Que no te den hacker por liebre
Ciberdelincuentes se anuncian como hackers en páginas como Milanuncios o Segundamano (Vibbo) para hackear cuentas de correo, entrar a perfiles de WhatsApp y hasta cambiar el resultado de las calificaciones de un alumno. Las tarifas arrancan en el entorno de los 50 euros pero, cuidado, muchos de los anuncios solo buscan estafar al cliente.
En las páginas de compraventa en internet se puede encontrar de todo: televisores, móviles, muebles, coches, motos, hackers… Sí, has leído bien, hackers. O, mejor dicho, ciberdelincuentes, atendiendo a lo que ofrecen.
En páginas como Vibbo (Segundamano) o Milanuncios hay decenas de contactos de personas que ofrecen el hackeo de cuentas de correo, perfiles de Twitter, Instagram o el WhatsApp de cualquier usuario. El objetivo es espiar lo que hace el usuario en cuestión, y tomar el control de sus redes sociales y sistemas de mensajería.
De forma adicional, estos ciberdelincuentes también aseguran poder eliminar a personas de los registros de morosos, borrar deudas bancarias y modificar los resultados académicos de cualquier estudiante.
Las tarifas que ofrecen los ciberdelincuentes arrancan en el entorno de los 40 ó 50 euros (aunque algunos hablan de servicios a partir de 1 euro, si bien como gancho) y los precios ascienden en función de la complejidad de la acción a realizar.
En la mayoría de los casos este tipo de servicios esconden estafas que lo único que buscan es un rédito económico. “Partiendo de la base de que cualquier usuario que intente contratar este tipo de servicios estará comentiendo una ilegalidad, te diría que el 90% de los servicios que se ofrecen son estafas”, asegura el hacker ético Deepak Daswani.
Pongamos un ejemplo. Una chica despechada quiere hacerle daño a su novio después de haber roto la relación. La chica se pone en contacto a través de una página de anuncios con un ciberdelincuente, al que pide hackear el WhatsApp de su ex para ver si está manteniendo el contacto con otras chicas.
El ciberdelincuente le pide la instalación de una aplicación en su propio teléfono móvil, explicándole a la chica que esa app le permitirá espiar las conversaciones de su antigua pareja.
Cuando la chica se instala la aplicación, esta envía todas las fotografías al ciberdelincuente, que amenazará con publicarlas en internet y en avisar a su ex de que su antigua novia está intentando hackear su WhatsApp. A cambio de no hacerlo solicitará una cantidad económica concreta.
Quienes cometen estos delitos tratan de transmitir profesionalidad y confianza, pero pierden los papeles cuando se pone cualquier objeción, tal y como nos ha pasado a nosotros tras contactar con un ciberdelincuente al que solicitamos sus servicios
Otro método de estafa, mucho más simple, consiste en pedir el pago por adelantado del servicio. En el momento en el que el cliente realiza el pago, que generalmente es a través de métodos difícilmente rastreables, como tarjetas prepagadas o bitcoins, el ciberdelincuente se esfuma sin realizar el servicio pactado.
“Detrás de las páginas que prometen la eliminación de un usuario de un fichero de Asnef o el borrado de una multa de tráfico sólo hay dos cosas, mentiras y estafa. En pruebas que yo mismo he realizado a petición de empresas y organismos de este tipo he podido comprobar que los sistemas alertan casi al instante del ataque. Son muy difíciles de franquear. Lo más normal es que quien ofrece estos servicios solo busque estafar a quien los solicita”, apunta el hacker Alfonso Arjona.
Los usuarios estafados generalmente no denuncian puesto que al hacerlo tendrían que admitir que tenían intenciones ilícitas de hackear o acceder a cuentas o servicios de otros usuarios o empresas
En el caso de que el ciberdelincuente sea, si puede decirse en estos casos, ‘de fiar’, los precios varían porque el hackeo, por ejemplo, de una cuenta de correo, no se realiza en un tiempo concreto.
Los anuncios no especifican un tope máximo de precio, y en casi todos los casos quienes ofrecen estos servicios negocian los precios a través del WhatsApp con el cliente.
En nuestro caso, por el hackeo de una cuenta de correo se nos han pedido 150 euros. El ciberdelincuente nos ha asegurado que el trabajo estaría realizado en cuatro días, pero exigía el pago por adelantado.
Quienes se dedican a cometer este tipo de delitos tratan siempre de transmitir profesionalidad y confianza, pero pierden los papeles cuando se pone cualquier objeción, como por ejemplo nos ha pasado a nosotros al cuestionar el pago por adelantado. Se puede ver en este pantallazo que corresponde a una conversación real mantenida con uno de estos ciberdelincuentes a los que hemos contactado, primero por correo electrónico, y luego por WhatsApp.
“Los que están detrás de este tipo de anuncios, completamente ilegales, son ciberdelincuentes que utilizan este gancho para mediante ingeniería social, al igual que en otros esquemas de fraude o estafa, acabar comprometiendo la seguridad de aquellos que en realidad están intentando hacer lo mismo con otras personas, y además por la vía rápida. De hecho, esto tiene para los ciberdelincuentes la ventaja de que los usuarios estafados o comprometidos generalmente no denuncian este tipo de estafas puesto que al hacerlo tendrían que admitir que tenían intenciones ilícitas de hackear o acceder a cuentas o servicios de otros usuarios o empresa”, declara Daswani.
Es algo como lo que ocurrió en su día con la popular estafa de la aplicación ‘WhatsApp Spy’ que prometía a los usuarios el hackeo de las conversaciones de sus amigos, jefes o parejas pero que al ser instalada lo que hacía era suscribir a los usuarios a servicios de mensajería SMS Premium, generando un gasto extra y cuantioso a quienes se la instalaban. “En estos casos los usuarios nunca denuncian, porque estarían reconociendo que su objetivo era espiar de forma ilegal las conversaciones de terceros”, recalca Daswani.
Fuente: vozpopuli